sábado, 14 de noviembre de 2009

Un país en la mochila (II): Powerscourt

Ir a Powerscourt nos tomó su tiempo. Primero tuvimos que ir hasta la estación de Cercanías (aquí llamado Dart) de Dumcondra, coger el tren que nos llevaría a Bray, uno de esos pueblos costeros que siempre te vienen en las guías como visita obligada. Después de unos 40-45 minutos hasta Bray, donde nada más que tomamos un café rápido, pillamos otro autobús que nos llevaría en 15 minutos al pueblo Enniskerry, donde se encuentra el famoso Powerscourt de la guía de Irlanda. ¿Que qué es Powerscourt? Es como El Palacio de El Escorial en Madrid. Una mansión- palacio del siglo XVIII, (al que hay que confesar que no visita mucha gente) rodeada de inmensos jardines y que ha ido aumentando de extensión gracias a la contrucción de un hotel de 5 estrellas y campos de golf. La mansión es propiedad de la familia alemana Slazenger, que por el módico precio de 6 euros deja entrar al visitante pasear por sus jardines, uno de los más importantes de toda Irlanda. Los jardines son tremendamente bonitos e impactantes, especialmente cuando toca un día soleado como el que tuvimos, y están divididos en varios subjardines o partes. En una hora aproximadamente los recorres por completo, tiempo perfecto para no terminar agotad@. La parte nombrada como "Japanese Garderns" sin duda es de la más bonitas, porque realmente parece que estás paseando por un jardín japonés en toda regla. También la gran escalinata de piedra, que baja hasta el lago Tritón es muy bonita, teniendo la sensación de que por la escalera van a bajar en cualquier momento Emma Thompson y Antony Hopkhins e invitarte a un té con pastas.
Para reponer fuerzas (más bien calentar el cuerpo de los 5 grados que teníamos), qué mejor que tomar una de las famosas sopas irlandesas (cuando digo sopa quiero decir puré) a base de carrot, coconut and coriender. O sea, zanahoria, coco y cilantro, que si no fuera porque éste último es un ingrediente básico en Irlanda, me suena a veneno en toda regla... La foto muestra mi momento sopero de la una de la tarde al sol mientras comíamos en la terraza de los jardines.

Y para rematar la excursión en Powercourt, la caminata de una hora aproximada, (sí, en el coche de San Fernando) hasta la maravillosa waterfall, (o sea, catarata: agua-pared, los ingleses no se rompen la cabeza para hacer palabras) de Powerscourt. Según las guías de Irlanda, la más grande de todo Reino Unido. Y seguro que la más cara, que también nos cobraron 4,50 euros por verla. ¿Que si merecieron la pena los 16 kilómetros entre ida y vuelta para ver durante 20 minutos cómo el agua golpea la pared de rocas y musgo? Por supuesto que sí. Fue un ratito muy bonito, con la fuerza con la que cae el agua que te tiene como hipnotizada. La parte mala del asunto fue al día siguiente, cuando mi santo y yo casi no nos podemos levantar de la cama: que si me duele el culo, a mi la rodilla, que no siento ni los juanetes... Ya es que no tenemos el cuerpo para esos trotes.

Para ilustrar la crónica, dejo algunas que se aproximan a lo que mi ojo pudo contemplar aquel día en Powerscourt... Hasta la casa de color rosa que hay en Enniskerry, que es real, no de photoshop. Lo juro.

¿Fotos?: Jardines y Mansión de Powerscourt / Yo y mi sopa de cilantro / Catarata de Powerscourt / Casa rosa

1 comentario:

Ana M dijo...

Hola, guapa!!!

Qué tal por Irlanda?? Ya veo que muy bien... Aquí en la different Spain se te echa de menos. Estoy deseando verte en Navidad... guárdame un huequillo!!

Un abrazo fuerte y cuídate mucho