lunes, 11 de febrero de 2013

Una obra muy fresquita

Ayer fui con unos amigos a ver una obra de teatro (qué tiempo hacía desde que no iba yo a sentarme a ver un directo) y no recordaba el placer de ese espectáculo tan viejo y a la vez tan nuevo. El teatro ha sido, es y será un vehículo necesario. Que enriquece a la sociedad y aporta cultura y entretenimiento a un sociedad cada vez más ausente de todo. De valors, como diría Pep.
Las entradas resultan más baratitas por la clásica "atrapalo.com" y en esta ocasión se trata de una obra cómica ambientada en España en los años y la verdad que muy adecuada para estas fechas que se acercan de San Valentín. Muy bien interpretada, muy ágil, graciosa. Y oye, escrita por un chaval de 23 años. ¡Qué más se puede pedir!


martes, 15 de enero de 2013

¿¿Pro... qué?? ¡¡Procrastinar!!

Nunca te acostarás sin saber algo más... Y amigos, qué gran refrán. Anoche aprendí una palabra nueva cuando mi santo saca de la cartera- bandolera un cómic titulado "¡Trágate ese sapo!- 21 estrategias para triunfar combatiendo la procrastinación".

Hay que ver con la palabrita, que se las trae y de qué manera. Colocar ahí dos "erres" entre las vocales del principio. En la RAE se define procrastinar como aplazar. Lo que pasa que aquí en España no usamos esa palabreja horrible derivada del inglés, procrastinate, cuyos sinónimos son put off, do nothing; vamos posponer algo. Así que básicamente en el librito nos detallan estrategias para no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy. 

Pues eso, voy a procrastinar un poco leyendo el libro. A ver si hay así consigo ser un poco más sabia.

viernes, 4 de enero de 2013

Empezar el 2013 a lo Murakami

He empezado el 2013 a los grande, es decir, pensando en que quiero cumplir mil ochocientos veinticinco propósitos, entre ellos un clásico, el de perder los kilos que siempre sobran, porque no habrá ninguna mujer en el planeta Tierra que te diga que no tiene kilillos de más. ¡Ninguna está contenta con su peso! ¡Y siempre nos sobra algo!.

Eso sí, todos somos conscientes de que hasta que no se pase el momento "roscón" no hay manera de ponerse en serio a perder grasa. Menos mal que desde el 6 de enero hasta otra época gloriosa de dulce habrá una buena tirada (¿quizá sean los huevos de chocolate de Semana Santa?), y será el momento de empezar a tope.

A propósito de ponerse a tope, empezar el año, perder kilillos... de todo esto, y hasta de cumplir años (33 para más señas, glups) habla Murakami en este interesante libro que estoy leyendo - "De qué hablo cuando hablo de correr"- . Transcribo un párrafo del libro que me ha parecido de lo más interesante. Y tan directo que a veces pareciera que me hablaba a mí en persona. Curioso.

"En cualquier caso, fue así como empecé a correr. Treinta y tres años. Esa edad tenía entonces. Todavía era bastante joven, pero ya no podía decirse que fuera "un joven". Es la edad a la que murió Jesucristo. Más o menos a esa edad había comenzado el declive de Scott Fitzgerald. Tal vez sea una de las encrucijadas de la vida. A esa edad comencé mi vida como corredor y, poco después, me situé en el verdadero punto de partida como novelista".

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Y entonces llegó el fin del mundo

Estos días nada más que leemos que el 21 de diciembre de 2012 se producirá el fin del mundo. Una profecía maya que data de miles de años atrás. Los mayas eran gente lista. Como lo fueron los egipcios, griegos y romanos en su momento. En unos días sabremos si todos pasamos o no a mejor vida.  Pero esta mañana, por un momento, creí que el fin del mundo era hoy. Esta mañana, a las 12 del 12 del 12 del 12 en una oficina de Correos una funcionaria maleducada se puso a gritar a una pobre señora que no se enteraba que era su turno... otro tipejo asqueado de su trabajo sin cohibirse en absoluto pregunta a otra compañera en voz alta, de manera que todos los allí reunidos pudimos oírlo, que si una tercera compañera se fue ya a tomar el café... Vamos, que lo que buscaba era ser el siguiente en escaquearse durante 40 minutos en el bar de sus quehaceres como funcionario público. Luego, más risas, más chascarrillos entre unos y otros, como si les diera absolutamente igual  que la gente pase de media 50 minutos esperando turno para enviar un mísero sobre a un ser querido. Oiga, que no me interesa su vida ni que quiera ganar la lotería el día 22 para dejar el puesto (palabrita de Loida que dijo eso delante de todo el mundo), déjese de memeces y haga su trabajo. Lo pensaba yo, lo pensaríamos todos. 

Con la oficina a rebosar, esos malos modos, trabajo lento y mal hecho... Atrás quedaron años de trabajo sonriente y efectivo de cara al público, si es que alguna vez hubo de eso. 

Así funcionan HOY DÍA los sitios en España. Realmente, si hoy NO es el fin del mundo, andamos cerca.


lunes, 3 de diciembre de 2012

Life of Pi


¿Hace falta decir algo más?

domingo, 25 de noviembre de 2012

"Terri", indie con clase

Hacía tiempo que no veía una peli indie. Y hacía tiempo que no disfrutaba tanto. (Inciso informativo: fue a través del Festival de Cine 4+1 que organizaba esta vez la Fundación Mapfre. Un Festival de Cine Independiente, que se celebra hasta hoy día 25 simultáneamente en varias ciudades de todo el mundo, como Bogotá, Buenos Aires, Ciudad de México, Río de Janeíro y Madrid). Pon una película modesta en tu vida, rodada con poco dinero, y de vez en cuando gozarás. No existe tal refrán, pero deberían inventarlo.Y es que es verdad que por cada 100 pelis indies, 80 son truños, truñacos de historias sin sentido, que nos las venden en plan "te voy a contar una movida rara, una historia que yo mismo empecé a escribir en una servilleta en un bar de barrio cutre y sucio mientras me tomaba un pelotazo, pero que ahora que he empezado resulta que me he liado ya no sé cómo demonios terminar, así que de perdidos al río, la filmo y allá la interpretas tú como buena gana te dé". Pero las otras 20 están bien. Mucho mejor que tantas otras comerciales que llegan a nuestras carteleras.

La de ayer por la noche en los cines Golem de Madrid fue divertida. "Terri" es divertida, entrañable y dramática al mismo tiempo. "Terri" cuenta la vida diaria de un  teen obeso norteamericano (obeso porque no para de comer "beans and toast") que va al instituto porque no tiene más remedio, pero va en pijama porque así es como se siente más cómodo. El bicho raro de la clase, cómo no. Que no conoce ni a su madre ni a su padre y que vive con su tío que tiene alzheimer en una caseta a la que llamar casa. Buen chaval. Listo, aunque él no se siente cómo tal. Y diferente porque no está en la onda del resto de la clase. No encaja en ese mundo de estudios, de chicos guapos sanos y deportivos que viven en casas de lujo. Quién no se ha sentido muchas veces diferente y raruno cuando era más joven. Que levante la mano.

Terri, el teenaager protagonista, acaba haciéndose amigo de un chaval raro y delgaducho, otro incomprendido del insti que se arranca los pelos de la cabeza y bebe whisky malo para parecer guay. De una de las populares de la clase que cae en desgracia tras ser calificada como una buscona (sí, putilla) por el chico del que estaba enamorada. Y del director del centro, un tipo raro y divertido al mismo tiempo, el único capaz de hacerse amigo de los  alumnos más frikis e incomprendidos. John C. Reilly es el actor que interpreta al director. Con deciros eso, ya merece la pena ver "Terri". Reilly está soberbio en la peli. Como siempre. 

Una pena que el festival indie de Mapfre termine ya. Pero podemos encontrar muchas películas independientes hoy en día. En festivales de cine. En http://www.filmin.es/ una web donde podemos bajarlas por muy poquito dinero. En casa, seguro que si eres cinéfilo, alguna con modesto presupuesto la encuentras en tu videoteca particular.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Mi vida sin tí (Dublín)

La vida sin Dublín se me está haciendo rara. Muy rara
He nacido y vivido en Madrid durante 29 años. Sólo he pasado 3 años en Dublín. Ahora, a mis 32 regreso de nuevo a mi país de origen, aunque todavía, sin haberse cumplido aún dos meses de mi vuelta, me siento como una extraña en mi propia tierra. ¿Que cómo echo tanto de menos Dublín? Porque allí he sido más libre y feliz que en los últimos años vividos en Madrid. Y ya sabemos que la memoria humana tiende a retener y guardar aquellos últimos recuerdos y vivencias que más nos han hecho felices de los últimos años. Yo todavía debo andar en el proceso de volver a engancharme al carro de la felicidad española que tan lejos me queda en el recuerdo. 
Porque viví con mi novio más de un año y medio en un pisito de aquel  inquietante 'chinatown'.
Porque conseguí un trabajo en el extranjero en 22 días.
Porque hice compañeros de trabajo, algo nuevo para mí.
Porque era la primera vez que me felicitaban por hacer muy bien un trabajo que en la vida había imaginado poder hacer.
Porque conseguí poder expresarme en otro idioma que no fuera castellano. 
En Dublín me sentía grande en una ciudad muy pequeña. En Madrid me siento muy pequeña en una ciudad cada vez más grande.
En Madrid la vida anda a cámara lenta. Especialmente si tienes que empezar de nuevo de la nada más absoluta. Una nada que pasa por hacerse lo antes posible con dos cosas: un lugar en el que vivir y un trabajo con el que ganarse el pan. He tardado casi un mes en encontrar un piso para vivir. De lo otro no he hecho más que empezar. Dos semanas mandando centenares de currículums y los que me quedan. Y a esperar. La tarea quizá más dura y difícil.
El otro día una conocida me dijo que mi vuelta a España había sido un suicidio. Dos veces me lo dijo. Pero la decisión de volver ya fue tomada hace tiempo y de nada sirve vivir entre lamentos. No queda otra que ante el panorama laboral que se me presenta agarrar el toro por los cuernos y tratar de encontrar un trabajo lo antes posible.
Después de todo, es en en las crisis donde, dicen los que más saben, hay que sacar todo el ingenio.