jueves, 27 de octubre de 2011

La sopa... violeta

¿Un sopa... violeta? ¿Se trata de una locura más de esta muchacha? ¿Por qué tiene que comer cosas raras en lugar de unas salchicas con patatas como Dios manda? Pues no, señores, a mi me parece más divertido hacer un purecillo de este color teletubbie que hacer la fritanguilla, quizá por eso de que estamos en vísperas de Halloween y, por qué no decirlo, ¿hay algo más escalofriante que tomar una sopa con semejante color?


Bueno, para los más intrigados, este puré/sopa/crema que hice el otro día se debe al color de la lombarda, (aquí llamada red cabagge), y aunque da cosa así de verlo, una vez lo pruebas, sabe casi como cualquier otro puré de verduras. El topping de arriba no es otro cosa que tiras fritas de la propia lombarda, a modo de decoración. Aunque bien podrían ser pequeñas lombrices, ¿eh?

¿Foto?: Mi sopa violeta

lunes, 17 de octubre de 2011

Todo lo que debes de saber de Dublín... ¡SIN CENSURA! (2ª PARTE)

VERDAD number TWO: ¿CÓMO SON LOS IRLANDESES?

Pues tengo que confesar que los irlandeses, por lo general, son buena gente. O por lo menos esa es la impresión que tengo después de vivir con ellos más de dos años. Trato con ellos todos los días en el restaurante y tengo que decir que son amables, educados y muy agradecidos cuando les sirves. Nada de esa mordacidad española y humor negro un poco característico nuestro. El irlandés es un poco tontorrón, sencillo, blanquito... más cerca del tipo americano que del inglés estirado. De carácter abierto y chistoso, un fenómenos curioso, ya que me gustaría a mí estar todo el día feliz a pesar de no ver el sol muy a menudo.

Los irlandeses aman España, su sol, su gastronomía. Muchos se conocen al dedillo todos los pueblos de la Costa del Sol, más que tú y yo. Se consideran irlandeses, a pesar de que su idioma oficial sea el inglés y no su querido gaélico, que apenas ya se estudia más allá de primaria, pero no pueden evitar amar el té, las fish & chips y X Factor.

Los dublineses viven rodeados de muchos españoles, a los que adoran y congenian estupendamente, pero conviven sin problemas con otros extranjeros como asiáticos, indios y ciudadanos de Europa del Este, especialmente polacos.

Ah, y les encanta la música. Cantar y tocar. Y mejor ir a un pub que tenga música en directo.

No son obesos, pero hay muchos rellenitos. La mayoría de pelo claro. Algunos pecosos, de piel muy blanca y ojos azules. Ellas, muy presumidas. Salen a la calle con mucho maquillaje, tacones altos y jamás he visto a una llevar medias, ni siquiera en invierno. Su piel debe estar hecha al frío. Eso o que llevan tanto alcohol en la sangre que ni sienten ni padecen...


miércoles, 12 de octubre de 2011

Lo que debes saber sobre Dublin... ¡SIN CENSURA! (1ª parte)

Ha llegado la hora de la verdad. Aquí vamos a empezar a contar las verdades, todas ellas, sobre esta ciudad mía en la que resido. Se acabaron las medias tintas y las mentiras piadosas. Aquí van a empezar a caer las verdades como puños, le pese a quién le pese. Y punto.
Comenzamos.
VERDAD number one: EL TIEMPO
Ay amigos, sí, vamos a tirar del tópico de siempre. De lo que se habla del lunes por la mañana nada más llegar a la oficina. De la primera frase que intercambiamos con el camarero cuando vamos a nuestra cafetería habitual.
Yo creo que al español que vive en Dublín no hay nada más que le joda que el maldito mal tiempo. Yo me río ahora de cuando voy a Madrid y oigo a la gente decir frases del tipo, qué malo hace; ya está empezando a refrescar bastante; dentro de poco voy a tener que volver a ponerme el pijama largo; etc. La gente no sabe lo que dice. En Dublín sí que hace mal tiempo. Y lo hace siempre. Por mal tiempo quiero decir día completamente nublado, de color gris, con frecuentes tormentas de lluvia muy fina. En Dublín lo que no hay es el sol. Como si de verdad alguien lo secuestrara cada vez que quisiera pasarse por este país. Pueden pasar días y días sin que veas al astro rey allá en lo alto. Creo que la última vez que lo ví fue el viernes pasado, de tres y media a cuatro y media de la tarde. Hoy estamos a miércoles. Tengo unas gafas de sol en un cajón que todavía no las he usado en Dublín. Llenas de polvo, por supuesto.
En resumen, si quieres salir a la calle un día normal en Dublín hazlo con un chubasquero o alguna sudadera con capucha. Es bueno llevar siempre en el bolso un paraguas de los pequeñitos sólo en el caso de que llueva y no haga mucho viento, porque si no, se te romperá el paraguas a la primera de cambio. No olvides agenciarte también con una botas de agua, (aquí conocidas como wallies) de esas que sólo has visto en tu vida a los pescadores en Galicia a través de TVE1. Aquí son los zapatos estrella, fuera vergüenzas.
En invierno, máximas de 10 grados; mínimas de 0 (o menos). Primavera, verano, otoño, mínimas de 8; máximas de 19.
El armario de ropa lleno de jerseys de lana de cuello alto, botas de borrego, bufandas y gorros. El resto de prendas se pueden quedar en Madrid perfectamente. Hasta el mes de marzo de este año usé para la cabeza un gorro. Me lo puse allá por finales de octubre del 2010.
El dublines medio acepta con resignación la lluvia nuestra de cada día y el color gris de los cielos. Y al que darle mucho mérito porque ellos cumplen, y de qué manera, eso de que al mal tiempo, buena cara. Y si en algún momento del día salen unos rayos de sol comparten contigo esa frase de "lovely day, isn't it?". En contraposición, el dublines de clase alta (donde entran también los jubilados), le importa tres pitos el tiempo que haga en Dublín ese día, porque el próximo fin de semana viajará a la Costa del Sol a jugar al golf y a darse un chapuzón en la playa.
La verdad amigos, es que el españolito, da igual cómo sea el tamaño de su bolsillo, nunca terminará por acostumbrase al clima de Dublín. Tiene la luz solar grabada genéticamente en la piel. Y la necesita para funcionar correctamente.
My spanish friends, después de leer este post nunca más, forever and ever, digáis que hace mal tiempo en España. Vente pa' Dublín y verás lo que te espera.

lunes, 3 de octubre de 2011

Mis lecturas

Extiendo sobre mi los últimos cuatro libros que cogí de la biblioteca para que veáis que a pesar de vivir en otro país hay que seguir instruyéndose... aunque sea en inglés. Eso sí, instruyendo a lo "cool" y mayoritariamente con novelas gráficas (antaño conocidas como cómics), que molan más porque tienen dibujitos. Je.

También tengo ganas de coger por banda ese "Palo Alto" de James Franco, una novelita no muy larga y que narra en clave muy ácida las aventuras y desventuras de un grupo de teenagers en Estados Unidos. Ya sabéis, ese James Franco actor-pintor-artista-escritor-blablablá americano. Y según las críticas el libro parece una joyita en su género. Veremos si en inglés me entero de algo...