martes, 9 de diciembre de 2008

La Quite

Hoy no es su cumpleaños, ni ha tenido su primer biznieto (aunque ganas, bien sabemos que no le faltan) ni es un día especial en su vida. Es un día como otro cualquiera en el que la Quite se levantará temprano para preparar la comida, fregar los cacharros o poner la lavadora. Siempre sirviendo, siempre atendiendo a los demás. Y eso con 82 años. Pero la Quite no sabe que hoy va a salir en este blog, es más, no creo que sepa que es un blog, post o link. A ella no le hables de nada de ordenadores que no tiene ni idea… la misma poca idea que tengo yo de preparar un buen puchero para quince personas o quitar las manchas de grasa de la ropa. O sea, cero patatero. Pero la Quite se merece un homenaje, (sí, sí, hasta en paños menores) como el que se dio ese día que fue a un balneario y disfrutó como una niña chica. Dice que se rió mucho y que se lo pasó muy bien. Pero yo quiero que la Quite se jubile de Madrid una vez por todas, que se vaya a una casita en el campo y viva también feliz el resto de su vida. Que vuelva a esa paz que sólo da un pueblo… y que le roba muchas veces la familia. Para que se vuelva tan fresquita como fresquita sale en la foto. ¿Cumplirá Papa Noel mis deseos?

¿Foto?: La Quite, natural como la vida misma

martes, 2 de diciembre de 2008

Carta abierta a mi caco

Existen cosas, objetos, denominados “personales”. Por ejemplo teléfono personal, (al que comúnmente llamamos móvil) u ordenador personal, vamos, el portátil de toda la vida. Pero lo que no sabía yo es que había ladrones que crean afinidad con ciertas personas. Sí, sí, como oís, que yo he descubierto que tengo un ladrón personal que me suele robar de vez en cuando alguna cosa de mi coche. Y es a él al que me dirijo en esta breve carta.

Querido ladrón:

Te llamo ladrón y no ladrona porque estoy segura que eres un tío y no una tía, porque en esto de sustraer piezas de los coches así porque sí, no suelen hacerlo las tías. Nosotras tenemos cosas más importantes que hacer (y sin duda más saludables y legales) que ir por ahí quitando tapacubos, antenas, retrovisores y hasta tapones de la ruedas.
Yo no hace falta que me presente, qué tontería, tú bien me conoces. Soy la dueña de tu coche preferido. Ese polo gris Wolkswagen que pulula por Sanse, de segunda mano y de más de cuatro años que tanto te gusta. Sé que fuiste tú el que me robaste de nuevo la misma carcasa del retrovisor que ya me mangaste justo el año pasado por las mismas fechas. Me conforta saber que has vuelto de nuevo a mi pueblo por Navidad, como el turrón, para hacerme más alegre las fiestas. Y no me cabe duda que estarás dando un buen uso a mi carcasa izquierda como palomitero casero, orinal o quizá casco militar para una fiesta de disfraces. Es broma. Espero que ya la hayas ido a vender a un desguace, vamos, al mismo sitio donde fueron a parar el año pasado las otras carcasas y los tapacubos traseros. Ays, de verdad, qué cínica me pongo a veces... Ya en serio: sólo deseo, mi ladrón de guante blanco y corazón negro, que de verdad que con esto de la crisis no te quedes en paro, (si es que no lo estás ya) porque si no, volverás de nuevo a mí... a robarme de nuevo. ¿Y qué será esta vez? ¿El volante? ¿La palanca de cambios? ¿Tal vez algún peluche que llevo en la bandeja de encima del maletero?

Adiós, ladrón de poca monta. O, como diría Woody Allen en una de sus pelis, "so colilla"...

¿Foto?: Señoras, vigilen sus bolsos, que hay mucho caco suelto.