lunes, 28 de enero de 2008

Por qué la luna tiene tanto acné y otras preguntas sin sentido

¿Por qué las etiquetas de Zara son más largas que la prenda en cuestión? ¿Y por qué son tan ásperas? ¿Y por qué aunque las cortes siempre hay algún piquito de la etiqueta que siempre se queda y te sigue pinchando la carne?
¿Por qué en todos los bolsillos de los pantalones del armario siempre encontramos algún buñuelo de kleenex? ¿Y por qué nunca encontramos un billete de cinco euros? ¡Con la ilusión que nos haría!
¿Por qué cuando hablamos con el móvil acabamos con la oreja tan sudorosa?
¿Por qué en todas las casas de los pueblos hay un cuadro de ciervos, un botijo y una despensa con un caja de lata del cola-cao de los años ‘70?
¿Por qué cuando tienes el pelo largo te pones cacao de labios, siempre siempre sopla el viento y todos los pelos se te quedan pegados a los labios?
¿Por qué cuando te cortas las uñas de los pies siempre hay alguna que hace un salto olímpico y sale disparada no se sabe dónde?
¿Por qué los caramelos que son verdes nunca saben a menta?
¿Por qué cuando pides una cita médica te la dan meses cuatro meses después? ¿Les da igual que me muera antes?
¿Por qué hay que tirarse esos pellizcos horrorosos para subirse las medias?

¿Foto?: ¿Quién es ese chico? ¿Por qué está tan empapado? ¿Y por qué nos da la espalda?

domingo, 20 de enero de 2008

12 con 50 son 12 con 50

La semana pasada salí muy contenta yo de la coral con mis 12 con 50 euros que gané con las participaciones de la lotería de navidad pasada. Es el dinero por cada papeleta comprada. Y hay que estar contentos, porque 12 con 50… son 12 con 50 oye, que menos da una piedra. De hecho, con ese dinero pensé comprarme un Mc Menú y de postre ir al Starbucks a pedir un café con una muffin mientras dejo que el sofá orejero me trague durante unos minutos, pero me fundí mis 12 con 50 en una sesión de cine en versión original en Los Verdi. ¿Qué peli ví? La intuición me dijo que viera “This is England”. Una de esas pelis que no vería ni el Tato, pero el día que me encuentre al Tato se lo voy a recomendar sin duda alguna. Una película rodada en un pueblo feo de Inglaterra, hecha con muy poco dinero, con actores que no han actuado en su vida… y que sorprendentemente te dan una lección magistral de interpretación que temblaría el mismísimo De Niro. ¿Cómo era posible que aquello que era tan bueno tenía que tener un fin? Y los títulos de crédito llegaron y trajeron de forma natural unos lagrimones que saltaron a borbotones por mis mejillas. Y mira que me da vergüenza a mí llorar en público, pero vinieron solos, yo no los avisé. Si yo fuera dueña de ese cine no hubiera encendido las luces hasta 10 minutos después de terminada la película. Porque no se si os pasará pero a mí me gustaría que me regalasen unos minutos más de oscuridad para digerir la película en esa butaca ya calentita. Y poder reír abiertamente, sonreír a gusto recordando una escena, o llorar mares si a una le apetece llorar a mares… todas esas cosas sin que nadie te esté mirando a la cara. Que luego la gente se levanta, parece que todos nos buscamos la cara, y a mí me miran y me roban un poco esa magia que me ha dejado la película y que me gustaría tener sólo para mí. ¿Conclusión? Los 12 con 50 me hicieron llorar y no engordar. No está mal, ¿no?.

¿Foto?: El osito Bobby de paso por España

viernes, 11 de enero de 2008

Oh Christmas Tree

Si ya estamos a 11 de enero, ya lo sé, pero quería enseñaros una estampa navideña de mi santo viaje a Frankfurt... Santo porque mi santo viajaba conmigo, no por otra cosa. Una ciudad pequeñita (como mi habitación), limpia (como quiere mi madre que esté mi habitación) y moderna (adivinad en qué sitio hay ropa del año 1997...). ¡Y qué bonita estaba Frankfurt en Navidad! Con tantos adornos en las calles, tantos mercadillos navideños... parecía que estábamos dentro de un anuncio navideño hecho por el empalagosillo Tom Hanks... y no en la caca de Paseo de la Castellana de Madrid, tan sosamente iluminada. Por cierto, que comer, los alemanes se pasaban todo el día comiendo por la calle... y como dice el refrán que dice que “allá donde fueres haz lo que vieres”, pues nosotros venga comer y beber para asemejarnos a ellos. Y como la cerveza es demasiado FRESQUITA para el invierno, la sustituyen por vino dulce caliente. Que calentar calienta, pero a mí me tira más un Pedro Jiménez que ese mosto de manzana frankfuriano. Ay que ver cómo me tira el Pedro y la tierra... Bueno, la foto mezcla lo urbano con lo tradicional. Un skyline financiero que en Navidad acoge sin problemas cientos de casetas perfectamente decoradas para la época. En resumen, gusto por el merca-shopping; gusto por el arte, ahí está la torre de la Iglesia de San Pedro; y gusto por las finanzas, con la Torre Commerzbank a la derecha. Diseñada por cierto por Norman Foster y sede del Banco Central Europeo. Aunque a mí me parecía más bien salida de un cómic de Batman, ¿no os parece?

¿Foto?: Frankfurt se viste de Navidad

jueves, 3 de enero de 2008

Cambio lata de cangrejo real ruso por chorizo ibérico

Qué cosas tiene mi jefe. Pocos días antes de Nochebuena me llegó la cesta de Navidad a casa. Que en realidad queremos decir caja-cuando-decimos-cesta. Y con una lata de cangrejo real ruso dentro. Yo es que no soy de bichos de mar la verdad. Y menos de bichos tan grandes como los cangrejos. Tan grande, tan rojo... y ahí entero... quita, quita, qué miedito. Y encima un cangrejo de la realeza. Nada de un plebeyo cualquiera. Un cangrejo de postín, hasta con sus patas enteras, como reza la lata. Que al ser real lo mismo sale de la lata y se me pone a leer un mensaje navideño en ruso, como hace el Rey en Nochebuena. O me cruza esas patas que trae enteras y me obsequia con un bailecito autóctono. Los entendidos en esto de la alta cocina dicen que el cangrejo es una exquisitez, pero qué queréis que os diga, que yo no soy de finuras culinarias, que prefiero que me regalen un queso García Vaquero y un lomillo ibérico. O un salchichón de casa Tarradellas. Qué plebeya que soy...

¿Foto?: Lata de cangrejo real ruso. Imagen “real”.