lunes, 21 de marzo de 2011

Las VERDADES sobre mis compañeros de piso

Ya está bien de tonterías. Vamos a contar las verdades. Verdades como puños. La verdad nos hará libres, dijo Jesús de Nazaret.

Mi compañero de piso irlandés es un coñazo. Un coñazo en lo que a alimentación se refiere.

Recuerdo yo toda ilusionada el día que preparé, a modo de bienvenida para mis dos nuevos compañeros de piso con los que me mudaba, un par de platos a la hora de la cena consistentes en un surtido de queso manchego, paté y fiambres varios, como lomo, jamón serrano y alguna delicia más de mi tierra natal y querida. Todo regado con un vinito (qué cool queda eso de 'regado', ¿eh?) Ay cómo comía mi compañera polaca, con qué devoción, con qué alegría, agradecida por esa sorpresa culinaria. Pero ay del otro, el irlandesito. I only like chesse. Thanks. No pathé, no raw food, cured meats, or something like that. O sea, nada de fiambres. Rarito, rarito, ya me pareció un poco.

Ahí no queda la cosa. Al día siguiente pongo café en la cafetera de filtro. De esas malillas que tanto le gustan a mi Juanillo. Uy, huele a café. Me dice. Sí, me estoy haciendo café. ¿Quieres un poco? No, no, no me gusta el café, sólo tomo tés. Abierta la confianza mañanera le pregunto en mi escasito inglés qué qué comidas o alimentos no le gustan aparte de los fiambres y el café. Y va y me dice que no come pescado ni marisco. Es más. Odia el olor, hasta ponerse enfermo. Es verdad que parecía pálido al ver unas anchoas en aceite de oliva el otro día.

Más peripecias. Esta noche me he hecho por primera vez una sopa de ajo. Yo solita. Y me ha sabido a gloria. Por momentos me he trasladado atrás en el tiempo a cuando era chiquitita y la abuela Quite la hacía de cena en los veranos de Santo Domingo de las Posadas. El irlandés ya estaba farfullando desde el living room (porque es que aquí nada de comedor, queridos, aquí somos más fashions, el living room) qué cómo olía a ajo. Claro, le digo, porque me estoy haciendo una sopa de ajo, muy típica en España y que es buenísima para el corazón.

Darling, te voy a decir la verdad. Si no te gusta el café, el paté, el salchichón, el chorizo, el jamón, las gambas, el bacalao, el salmón, los calamares, el sushi, el vino tinto o el ajo, perdona querido, pero eres raro. Y no te vengas a vivir en España que morirías de hambre.
¿Foto?: A éste no le gusta el comercio; le gusta el bebercio.

3 comentarios:

Clark Kent dijo...

Lo primero: ¿La foto? ¡Buenísima! Jaja! Lo segundo: La verdad es que yo ODIO a la gente que tiene tantos problemas con las comidas... es como "No, no me gusta el sol, ni las nubes, ni el cielo azul, tampoco me van mucho los arco iris..." ¿¿Pero qué mierda es esta?? Creo que tu compi de piso tuvo algún trastorno alimenticio en su infancia. Se lo podría curar a lonchas de lomo embuchao, pero él sabrá.

Me ha encantado el post, me he reído mucho. Y qué bien se queda uno después de una buena rajadita española, ¡jaja!

P.D. Ya me dirás cómo se hace la sopita de ajo...

laelscomedetó dijo...

Leyendo tu entrada no he podido evitar acordarme de las dos Alicias que conocemos...

lenikravitz dijo...

Como en España en ningún sitio, ahí queda dicho.