¿Foto?: Con ustedes… Ginger Rogers y Fred Astaire
domingo, 30 de septiembre de 2007
The number five
¿Foto?: Con ustedes… Ginger Rogers y Fred Astaire
martes, 25 de septiembre de 2007
The number four
¿Foto?: Brindemos con Pilsner, Mari
sábado, 22 de septiembre de 2007
The number three
Me quedé enamorada de este edificio nada más verlo. No es otra cosa que la Torre de la Pólvora aunque podría llamarse fácilmente Torre del conde Drácula, por ese halo romántico-gótico-misterioso que desprende… y más así de noche. ¿Os cuento un poquito la historia de la Torre? Venga, marchando ración de sapiencia… Resulta que este Torre (también conocida como Puerta d
e la Pólvora) fue construida en 1475 por mandato del entonces rey de Bohemia, Ladislao de Jagellón, torre que al mismo tiempo que se convertía en uno de los monumentos más importantes del gótico florido praguense, seguía manteniendo sus funciones de defensa de la ciudad contra los enemigos. Por esa puerta tenían acceso a la Praga medieval las rutas comerciales procedentes de la ciudad real checa de Kutná Hora, Bohemia Oriental, y las procedentes de Polonia y del Báltico. Posteriormente la Torre de la Pólvora albergaba el inicio del recorrido del cortejo real el día de la coronación del rey de Bohemia, hasta finalizar en la Catedral de San Vito donde tenía lugar la propia ceremonia de coronación. Años más tarde, los prusianos (qué malos) sitian la ciudad en 1756 por lo que la Torre resulta algo dañada. El nombre de pólvora viene de ahí precisamente, ya que se había convertido en un polvorín. Y finalmente en 1875 acude al rescate un arquitecto para restaurar un poquillo los desperfectos. Y gracias a ese buen muchacho mi santo y yo pasamos por debajo de la Torre unas cuantas veces, aunque no nos invitaron a coronación alguna. También subimos a pata los 169 escalones de piedra para llegar a lo más alto. Con la lengua fuera, pero lo conseguimos. Y desde allí arriba las vistas merecieron la pena.
¿Foto?: La fantasmagórica Torre de la Pólvora
¿Foto?: La fantasmagórica Torre de la Pólvora
jueves, 20 de septiembre de 2007
The number two
¿Y qué decir de Franz Kafka? Todo el mundo le conoce, todo el mundo conoce sus obras... ¿pero alguien ha pasado de la página 11 de algún de sus libros? Quien haya pasado que me lo diga y olé pa’ él/ella. Yo no tengo el gusto (o disgusto) de haber leído nada. Miento, en el museo del escritor me leí de pé a pá las cartas que escribía a sus novias... Eso sí que eran auténticas novelas rosa y no las de Corín Tellado. Mi santo dijo que iba a leerse algo de él, le dejé América... pero lo mismo ha puesto el libro bajo la pata de la mesa.
¿Foto?: El Golem y Franz Kafka salen de paseo
martes, 18 de septiembre de 2007
The number one
¿Foto?: Panorámica de Praga y Puente de Carlos IV
sábado, 15 de septiembre de 2007
Siete días y siete noches… pero sin Harrison Ford
¿Foto?: ¿¿Llegaremos a Praga en este trasto??
miércoles, 12 de septiembre de 2007
El hombre que no tiene peines en casa
Hace una semana un hombre vestido de riguroso negro y pelo a lo matojo de bosque de Guadarrama recogía un premio en Venecia. Hablamos naturalmente de Tim Burton, al que han premiado con un león de oro por toda su carrera cinematográfica en la pasada Mostra del Festival de Cine de Venecia. La número 64. El premio fue entregado a Burton por mi adorado (y su adorado) Johnny Depp y haciendo gala de su ironía afirmó que considera la estatuilla mucho más hermosa que un hombre desnudo. Hombre Tim, si el tío desnudo está buenorro, yo me quedo con el tío desnudo, las cosas como son... ¡¡¡Bueno, que nos desviamos del asunto!!! Hoy no vamos a hablar de sus películas... ni de hombres desnudos. En otra facet
a menos conocida, Tim Burton también ha mostrado su universo fantástico (y tétrico) en un pequeño libro de poemas titulado “La melancólica muerte de Chico Ostra”. Como bien dice su nombre es bastante melancólico... y como bien dice su nombre también, se nos narra principalmente la historia de Chico Ostra, un chico diferente cuyos padres se declaran amor en la playa. El Chico Ostra huele a pescado, el pobrecillo sufre el rechazo de los chicos del barrio y finalmente es devorado por su padre. Y fin. Tim Burton en estado puro. Veintitrés poemas en los que se presenta una galería de niños solitarios, extraños y diferentes, como lo son por otro lado los personajes de sus películas. Un librito melancólico, si, pero también tiene grandes toques de humor, de sarcasmo y algo que sabe reflejar muy bien este hombre de pelo inclasificable: ternura. Para los que les ha picado el gusanillo, el libro está editado por Anagrama, en edición bilingüe y de bolsillo, muy baratito. Ah, y está ilustrado con muñequitos horrendos a la vez que adorables dibujados por él mismo. Como muestra, un breve poemilla que aparece en el libro:
Palillo y Cerilla enamorados
Palillo quería a Cerilla con un amor muy vehemente.
Amaba su delgadez que veía muy ardiente.
Entre palillo y cerilla ¿puede arder una pasión?
Así fue. Y en un segundo ella lo volvió carbón.
¿Foto?: Eduardo Manostijeras retocando mis plantas
Palillo y Cerilla enamorados
Palillo quería a Cerilla con un amor muy vehemente.
Amaba su delgadez que veía muy ardiente.
Entre palillo y cerilla ¿puede arder una pasión?
Así fue. Y en un segundo ella lo volvió carbón.
¿Foto?: Eduardo Manostijeras retocando mis plantas
lunes, 10 de septiembre de 2007
Grrr... Grrr... Grrr...
¿Foto?: El osito Nieve escuchando "No somos nadie"
jueves, 6 de septiembre de 2007
¡Ay qué pena me da que se han acabado las fiestas de San Sebastián!
No lo digo yo, lo dice el pueblo llano en la Plaza del Ayuntamiento de Sanse, que canta al unísono esos bucólicos versos cada vez que se terminan las fiestas de verano de dicho pueblo y en el que por cierto, y para los que aún no lo saben, vivo y dormito. Pero a mí, sinceramente y con el corazón en la mano (puaj qué asco) a mí no me da pena de que se hayan acabado las fiestas de San Sebastián. Y tengo mis razones, señor alcalde de San Sebastián de los Reyes. Una de ellas es que por fin puedo dormirme sin que me despierten los cencerros de los cabestros. Y es que lectores y amigos, yo tengo los corrales desde donde salen los toros para el encierro justo debajo de mi casa, y se ve que los bueyes no son de mucho dormir, les va la marcha por la noche al ritmo de cencerro pa’ rriba, cencerro pa’ bajo. Vamos que me desvelo por las noches unas cuentas veces. Y encima los encierros son a las ocho en punto de la mañana, y cortan la calle principal, así que para ir al trabajo tengo que sustituir el bus por el metro, que provoca más claustrofobia y tarda el doble de tiempo que tarda mi bus de toda la vida. Pero señor alcalde, eso entre semana, ¿y qué pasa el finde? ¿Por qué no pone usted los encierros más tarde de las ocho? Que el sábado y el domingo, sendos cohetes o petardazos que indican que se abren las puertas de los corrales casi me matan de un susto, pegué dos saltos triples con tirabuzón en la cama, y claro ya con tanto jaleo de toros y gentío ya no me pude volver a dormir. Ays, qué sinvivir. Y ya habrá comprobado (o no porque usted viaja
siempre en coche) como se ponen las calles de mugre, de alcohol, de pisecillos, de... de... bueno, ahí dejamos los sustantivos. Y no limpia usted las calles en toda la semana de fiestas. Es de ser un poco guarrillo. Tampoco se salvan las casetas de comida que ponen en el recinto ferial. Porque no hay ninguna que sea para gente vegetariana o que esté a dieta. Es una injusticia. Porque hay sanseros y no sanseros que también nos gusta el verde. Todo se inunda de choricillos, morcillas, perritos calientes, hamburguesas, lomo y panceta... ¿Y la caseta del brócoli? ¿Dónde anda? Lo más sano que me comí el otro día fue un kebap en la caseta de “Yo también soy palestino”. Sano porque contenía una rodaja de tomate y un centímetro de lechuga. Y durante las fiestas no hago ejercicio porque en la calle hay seis personas por metro cuadrado y así no se puede andar. A mí no me mola subirme a la chepa del otro para caminar... No, no. Bueeeno, siempre se saca algo positivo. Yo al menos me reí mucho de un viejecillo que llevaba una peluca de trencitas a lo Bob Marley, que iba muy alegre por el alcohol, y me pareció muy maja la cantante de La 5ª Estación, una muchacha muy agradable que no sé ni cómo se llama, pero cuando acabó el concierto del sábado y le tiraron un sujetador al escenario, ella, muy digna lo coge y dice “uy, creo que no es mi talla, pero gracias me lo llevo de todas maneras”. Toma geroma. Lo dicho, señor alcalde, aplíquese un poquito más para que el año que viene pueda yo también cantar “Ay qué pena me da que se han acabado las fiestas de San Sebastián”.
¿Foto?: Toro de las fiestas de Sanse del año 2006. Da miedito, ¿no?
martes, 4 de septiembre de 2007
... Y un funeral
¿Foto?: Agustina en la sala de café de la iglesia, la primera por la derecha.
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