miércoles, 21 de noviembre de 2007

Elsita la sarcástica

Escribo este post porque me dijo mi hermana que lo pusiera mañana (por hoy) en el blog. Quiere que cuente a toda España lo que nos pasó ayer en el viaje en autobús de camino a casa. Resulta que procurábamos hablar y mantener la normalidad en nuestra conversación, pero no, no era posible. ALGO nos lo impedía. Yo quería leer un libro que llevaba, pero no había manera. Un música infernal, repetitiva y polifónica, que alguien nos regalaba con su móvil, nos martilleaba los oídos. Veinte minutos sin decir nada del asunto, hasta que Elsita me dice: “Es el niño ése de allí delante, el que está con el padre. Ya podía quitarle el móvil al niño. ¿Qué hace un niño con un móvil?”. En verdad era un niño que no tendría más de dos años. Pero ahí estábamos en ese infierno emocional de la horrible musiquita del móvil. “Hija es que es la moda, ahora los adolescentes les da por llevar la música para que la escuchemos todos en el vagón del metro o en el autobús”, le digo yo. “¿Y para qué lo hacen, para decir ‘mira cómo mola mi móvil que tiene música y todo’?”. Elsita estaba un poco sarcástica. Y me lo estaba pegando. “A mi me gustaría llegar hasta el padre, quitarle el móvil y pararme donde el conductor y decirle, por favor, abra usted la puerta. Y que él abriera la puerta y arrojar el móvil. Y volverme al sitio tan digna”, le digo yo. Y Elsita añade más sarcasmo. “Yo arrojaría al móvil y al niño por la puerta. Y al padre también”. “Qué sarcástica te estás volviendo hija. Te lo estará pegando Víctor, que también es un poco sarcástico”, le digo yo. Víctor es el novio de Elsita. Es muy sarcástico y está muy bueno. Mi santo dice que se parece a Van Nilsterroy del Real Madrid. Y yo le digo que de eso nada, que no se parecen y que Víctor está bueno, y Van Nilsterroy es feo. Repitamos: Víctor está bueno y Van Nilsterroy es feo. Bueno, que nos desviamos del asunto, el caso es que por fin llegamos a Sanse y se bajan el niño, el padre y la música del demonio. Y una mujer que también quiere bajarse le hace una carantoña al niño y le dice al padre... Esto es muy fuerte... Agarraos las cachas que pueden salir despavoridas: “Ay qué niño tan simpático que nos ha deleitado a todo el autobús con esa musiquilla”. Y NO ESTABA UTILIZANDO EL SARCASMO. ¡Qué se había bebido esta mujer! Está loca o sorda, o las dos. Elsita me hizo una gran confesión. “Lo que pasa es que como yo no me atrevo a decir a la gente las cosas a la cara, utilizo el sarcasmo para decirlo”. Qué gran verdad. A mí también me suele pasar lo mismo. Con los años noto que me estoy volviendo más sarcástica. ¿Será porque en el autobús íbamos leyendo ella a Woody Allen y yo a Elvira Lindo?

¿Foto?: Elsita y su sarcasmo descansan en una piedra

6 comentarios:

Anónimo dijo...

De autobuses va la semana…

Lo de los niños con el móvil a todo trapo escupiendo música insoportable está a la orden del día, yo le hubiera dicho algo al padre, ya sabéis que yo más que sarcasmo gasto borderia. A mi me suele pasar encontrarme en el tren con algún ser de estos, solo que en lugar de padre e hijo son un grupo de adolescentes más grandes que yo y en grupo (Dios los cría…) Y luego dice Gallardón que usemos el transporte publico.

Como diría Linus (el personaje de Snoopy, el de la mantita): Amo la humanidad, lo que no soporto es la gente.

Bueno, lo de que Víctor está cuadrado ya lo sabíamos, ¿hacia falta repetirlo tanto? A mí nunca me dices esas cosas… snif, snif… Por cierto, hablando de Víctor, ayer fue su cumpleaños: te debemos un tirón de orejas y no te vas a escapar…

Rfa. dijo...

Una vez, en un viaje en tren a Murcia, un tipo se pasó horas hablando por teléfono con el altavoz conectado. Y lo más fuerte es que hablaba con una mujer que a ratos parecía llorar, a ratos reír y a ratos gemir. ¿Te imaginas? Desde donde yo estaba, además, sólo se distinguía el tono, pero no lo que hablaban. Y te juro que parecía una linea erótico. Me pasé todo el viaje dudando entre acercarme para enterarme mejor o para darle un toque. Al final, la vergüenza ajena me impidió hacer cualquiera de las dos cosas. "Bueno, Rfa.", me dije para consolarme, "por lo menos te vas a llevar a casa una buena historia. Con un poco de suerte algún día la contarás en algún blog".

Anónimo dijo...

De elsita a pitufo gruñón:
guapetónnnnnnn !!!! ;-)

Anónimo dijo...

Gracias Els, está claro que eres una mujer con criterio ;-)

Anónimo dijo...

El que inventó los móviles con Mp3 estará a gusto en su casa contando fajos y fajos de billetes de 500. Ya aguantamos nosotros/as a los pesados que se creen que nos interesan "los gitanos portugueses" (en vallecas es así)y lo llevan a todo trapo en el bus.
Me he reído mucho con la frase de la señora.

Sophie dijo...

yo opino que a veces los niños deberían venir con silenciador y control de movimientos,para q cuando molesten,como lo hacia el niño de vuestro autobus,sus padres puedan mantenerlos a raya.