domingo, 30 de agosto de 2009

¿Pero qué come esta gente?

Estos días en Dublín estoy redescrubriendo mil cosas de las cuales no tenía ni idea de su existencia. Hoy podríamos hablar de la comida que los irlandeses tienen por aquí. No hace falta pasar más de dos días en una ciudad para descubrir la base alimenticia de los lugareños... y la verdad es que la de los irlandeses no es muy mediterránea que digamos. (Así están de hermosos los jodíos).

Si nuestra amiga Victoria Beckhman clamó a los cuatro vientos que España huele a ajo, yo anuncio que Dublín huele a mantequilla y a avecrem, olores bastante similares a los que olfateé en Londres el verano pasado. Por cierto, que el colmo del avecrem lo hallé en una bolsa de ganchitos que comí ayer y que me dejó la boca como si me hubiera bebido cuatro litros de caldo Gallina Blanca.
Los dublineses toman unos potentes desayunos muy temprano compuestos de huevo, bacon, salchichas, pequeñas judías pintas, pudding (parecida a nuestra morcilla) y hash browns (una especia de pedazos de tortilla de patata española). A las 12 del mediodía toman un tentempié rápido y ya están cenando a las 7 de la tarde. Muchos de ellos en sitios como los pubs irlandeses, donde acompañan sus guisos de roostbeef y puré de patatas con una pinta de cerveza. Y casi siempre la suya, la Guinnes.

El té está mucho más rico que el café. Se bebe más que se fuma... sobre todo porque una cajetilla de tabaco ronda el precio medio de 8 euros. Y una se queda atónita ante la cantidad de refrescos y chocolatinas de todos los colores que llenan las tiendas y supermercados y que en la vida había visto.

En Dublín la comida es cara, (vale, muy cara), pero ya he descubierto un mercado callejero de frutas y verduras y un bendito Lidl, que espero que aquí siga manteniendo el apelativo de 'el más barato de todos'

Las pesquisas de los próximos días se centrarán en un asunto de vital importancia: ¿encontramos aceite de oliva para mis ensaladas y el pan tumaca sin arruinarnos Mi santo cree que no... pero yo soy buena buscando cosas. Él lo sabe, y yo también.

Seguiremos informando de comidas, bebidas y otros asuntos de vital importancia. Os dejo que me espera la pinta...
¿Fotos?: Una de sus famosas sopas y los ganchitos con sabor avecrem

viernes, 28 de agosto de 2009

A lovely girl in Dublin

Aire Fresquito ahora es Fresh Air... y la chica adorable de Madrid ahora es la lovely girl from Dublin. (Al menos asi me llamó el señor con gafas que me sirvio mi primera pinta de Guiness en la ciudad de James Joyce). Y eso, cuando acabas de dejar un trabajo en tu ciudad de siempre para empezar de cero en otro sitio del mundo, te sube la moral sí o sí.

Tras unos primeros días en este ciudad, confesemos con la boca bien grande que en Dublín no eres nada sin la capucha para taparte de la lluvia, que en sus calles huele a avecrem y que jamás podremos cruzar la calle sin mirar a la izquierda... porque siempre se te irá la cabeza al lado derecho de toda la vida. Todavía hoy ando bastante desubicada, con la tecla puesta en pause, porque aún no estoy preparada para seguir con el play. Observo y escucho a todo y a todos. Y de hablar inglés ni papa. Honestamente diría que en mi caso, hacerme un poco entender, me llevará mucho más tiempo del que me pensaba. Pero, aquí, como en Madrid, me acompaña mi santo, que es paciente en mis torpezas con el idioma y se ríe de que, por increíble que parezca con este frío que hace, guarde en mis mejillas los 40 grados que dejé en España.

Una nueva aventura ha comenzado y a pesar de la distancia, espero que me acompañéis en ella.

Ladys and Gentlemen, welcome to Dublin.

¿Foto?: Puertas dublinesas