Aire Fresquito ahora es Fresh Air... y la chica adorable de Madrid ahora es la lovely girl from Dublin. (Al menos asi me llamó el señor con gafas que me sirvio mi primera pinta de Guiness en la ciudad de James Joyce). Y eso, cuando acabas de dejar un trabajo en tu ciudad de siempre para empezar de cero en otro sitio del mundo, te sube la moral sí o sí.
Tras unos primeros días en este ciudad, confesemos con la boca bien grande que en Dublín no eres nada sin la capucha para taparte de la lluvia, que en sus calles huele a avecrem y que jamás podremos cruzar la calle sin mirar a la izquierda... porque siempre se te irá la cabeza al lado derecho de toda la vida. Todavía hoy ando bastante desubicada, con la tecla puesta en pause, porque aún no estoy preparada para seguir con el play. Observo y escucho a todo y a todos. Y de hablar inglés ni papa. Honestamente diría que en mi caso, hacerme un poco entender, me llevará mucho más tiempo del que me pensaba. Pero, aquí, como en Madrid, me acompaña mi santo, que es paciente en mis torpezas con el idioma y se ríe de que, por increíble que parezca con este frío que hace, guarde en mis mejillas los 40 grados que dejé en España.
Una nueva aventura ha comenzado y a pesar de la distancia, espero que me acompañéis en ella.
Ladys and Gentlemen, welcome to Dublin.
¿Foto?: Puertas dublinesas
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