¿Alguna vez habéis estado en una Junta de Accionistas? Es como ir al circo pero en lugar de estar lleno de niños, está lleno de señores trajeados septuagenarios. Bueno, al menos es el público que me encuentro cada mayo en la Junta General de Zardoya Otis. Viejuno, como diría Joaquín Reyes. En representación de mi empresa, de la que unos 25 clientes tienen acciones en esta compañía que te sonará de verla en el metro o en los ascensores (busca alguna palabra en tu ascensor más cercano y verás que pone “Otis”) fui a la Junta donde de los 610 personas de cuórum que dijeron, yo era la única menos de 30. Los otros 609 rondaban la media de 85 años. Y si el refrán dice “cuanto más viejo, más pellejo”, el dicho popular se hace realidad en actos como éste. Tras varias lecturas soporíferas en voz alta del Consejero Delegado de la compañía y del Presidente sobre l
as cuentas, resultados y nuevos nombramientos llega la carnaza, o sea, el conocido momento de “ruegos y preguntas”. Hoy en la Junta de Zardoya Otis se pone en pie una señora que dice que se llama Mireia, que viene de Barcelona y que la disculpen si a veces no se expresa bien en castellano porque no está acostumbrada a hablar en público… en castellano. Dicho esto, más de la mitad del público (septuagenario, recordad) empieza a silbarla, abuchearla, incluso a reírse de ella con frases como “vete a tu país”. Vengüenza ajena. Seguimos en el patio de colegio con otro señor que se pone en pie y pregunta al Consejo de la compañía que a ver si el año que viene recogen en el discurso inicial los problemas de despido que ahora se manejan en zonas como San Sebastián o Sevilla. Nada más terminar dos señores (calvos, por ciertos) empiezan a decirle, “¿pero qué mierda de pregunta es esa”. Y otro: “¡Fuera! ¡Fuera!”. Sólo le faltaba sacar el pañuelo blanco como en los toros. El señor de la pregunta, ante los insultos, sale del salón de actos haciendo aspavientos al personal y mascullando a saber qué. El por qué estos septuagenarios ricos se comportan como animales en este tipo de actos no lo sé. Los españoles somos muy del comentario gratuito, de la mofa y la burla porque sí. Y lo que llama la atención es el comportamiento de estos señores, que se presupone que tienen dinero, son mayores y con tantos años a la espalda, deberían saber comportarse. Lo que yo decía, mucho viejo… y pellejo.
¿Foto?: Qué Junta más animá
as cuentas, resultados y nuevos nombramientos llega la carnaza, o sea, el conocido momento de “ruegos y preguntas”. Hoy en la Junta de Zardoya Otis se pone en pie una señora que dice que se llama Mireia, que viene de Barcelona y que la disculpen si a veces no se expresa bien en castellano porque no está acostumbrada a hablar en público… en castellano. Dicho esto, más de la mitad del público (septuagenario, recordad) empieza a silbarla, abuchearla, incluso a reírse de ella con frases como “vete a tu país”. Vengüenza ajena. Seguimos en el patio de colegio con otro señor que se pone en pie y pregunta al Consejo de la compañía que a ver si el año que viene recogen en el discurso inicial los problemas de despido que ahora se manejan en zonas como San Sebastián o Sevilla. Nada más terminar dos señores (calvos, por ciertos) empiezan a decirle, “¿pero qué mierda de pregunta es esa”. Y otro: “¡Fuera! ¡Fuera!”. Sólo le faltaba sacar el pañuelo blanco como en los toros. El señor de la pregunta, ante los insultos, sale del salón de actos haciendo aspavientos al personal y mascullando a saber qué. El por qué estos septuagenarios ricos se comportan como animales en este tipo de actos no lo sé. Los españoles somos muy del comentario gratuito, de la mofa y la burla porque sí. Y lo que llama la atención es el comportamiento de estos señores, que se presupone que tienen dinero, son mayores y con tantos años a la espalda, deberían saber comportarse. Lo que yo decía, mucho viejo… y pellejo.¿Foto?: Qué Junta más animá
